Para destruir la economía hay que empezar por destruir
empleo para que el consumo disminuya para bajar la venta de los productores y
tengan que producir menos para destruir más empleo.
La formula consiste en destruir el empleo autónomo, la
pequeña empresa y la mediana aumentándoles los intereses hasta el punto que no
puedan pagar y luego retirándoles todo el crédito para que no puedan pagar unos
a otros.
Esta fue la política que implantó Alemania en colaboración
con las multinacionales especuladoras.
El Gobierno Español lo esta llevando al dedillo, hasta el
punto de batir el record de incumplir todas las promesas que han hecho.
Han retirado los créditos a los autónomos y a la pequeña y
mediana empresa. Para que la banca no pueda desprenderse del dinero para
conceder préstamos la obligan a que lo retenga en un fondo de “garantía”.
El Gobierno solo se preocupa de los especuladores
apoyándolos para que ganen el máximo dinero posible como son los banqueros y
las grandes multinacionales como Repsol. Los autónomos, la pequeña y mediana
empresa son más españoles que Repsol y toda esta clase de compañías.
Esta política económica que se esta haciendo es un plan de
las multinacionales junto con Alemania para destruir la economía y quedarse
ellos con el dominio del mercado. Estamos en una guerra comercial imperialista
donde el más fuerte lucha por destruir al más débil. Hemos retrocedido a los
tiempos de la primera y segunda guerra mundial donde la competencia para
dominar el mercado ha desencadenado en conflictos bélicos, aunque hoy en día
esto no sucede por temor a las armas nucleares, pero Europa esta más dividida
que nunca.
Si Europa estuviera unida unos países tratarían a los otros
como si fueran su propia tierra, como hizo Alemania del Oeste con la del Este.
En la actual Europa sucede todo lo contrario, unos países tratan de destruir la
economía de los otros, de momento los del norte contra los del Sur y luego los
del Norte unos contra los otros.
La demostración de que Alemania ha hecho pacto con los
especuladores es que su gobierno hace lo que le dicen y a cambio le ayudan sin
que pague intereses.
Si de verdad unos países quisieran ayudar a los demás, los
préstamos se los harían sin intereses o que fueran muy bajos. Intervendrían
para que no hubiera corrupción y estuvieran bien administrados, sin que se
destruyera empleo y el bienestar social. Se promovería la producción y el
comercio en los países intervenidos con el fin de que se estabilizara la
economía. Esto no sucede debido a que unos estados quieren destruir la economía
de los otros, haciéndolos sus esclavos con el fin de montar un imperio y
dominar el comercio. Se vuelve a la vieja ética, donde el país imperialista se
lleva la materia prima de los demás países al precio más bajo posible y luego
se usa para transformarla y crear empleo en el país imperialista, los sobrantes
se venden a un precio lo más alto posible en los países de origen. “Estos solo
comen si sobra y pagando caro”. Si necesitan mano de obra la cogen barata de
los países dominados.
Alemania junto con algunos países quiere hacer con el resto
de Europa lo que EE UU hizo con Latinoamérica. Países europeos que no se han
querido someter no entrando en el Euro el tiempo les ha dado la razón.
El tiempo también ha dado la razón de que cada estado tiene
que depender económicamente de sí mismo, ya que de lo contrario se vuelve
esclavo de los demás.
Los culpables del imperialismo rancio no son los ciudadanos
de estos países sino las grandes multinacionales especuladoras cuando tienen
poder para poner y sacar gobernantes.